El tigre asiático no se conforma con ser el líder del comercio mundial, el máximo inversor y el gran cliente del mercado de lujo. Además, este mismo año puede adelantar a EEUU como primera potencia mundial.
No hay precisamente colas en Chanel para probarse los vestidos de 5.000 dólares del local de la Quinta Avenida. Como en muchas otras de las marcas más lujosas del mundo, la tranquilidad suele reinar en la tienda bandera de la enseña, concebida más como un escaparate exclusivo que como un bullicioso comercio.
Aunque con una notable excepción: los compradores asiáticos, visitantes asiduos de la milla de oro neoyorquina. Son los mejores clientes –y algunos días los únicos– de las marcas más caras. Así, la joyería Tiffany está reforzando la plantilla de dependientes especializados en clientes chinos, colectivo para el que Nueva York ha editado una guía de las compras de lujo y al que se dirige la campaña de captación de las tiendas más elitistas de Madison Avenue.
La situación se repite en las grandes áreas comerciales de todo el mundo, donde los turistas chinos son el bien más preciado. Sólo el año pasado, gastaron en sus visitas por todo el planeta más de 100.000 millones de dólares anuales (72.000 millones de euros), un 40% más que en el ejercicio anterior y lejísimos de los 80.000 millones de dólares que desembolsan los germanos o los norteamericanos cuando salen de su país.
Si se llevan las cifras al ámbito doméstico y se trasladan al impacto en una región como la Comunidad Valenciana, las estadísticas son igualmente impresionantes, pues los chinos apenas alcanzan el 30% del total de visitantes extranjeros, pero suponen ya el 70% del gasto turístico anual.
Y no es un consumo cualquiera: China es el número uno en todo el mundo en desembolsos de productos de lujo, lo que representa el 29% del total por ejercicio, según las cifras de la consultora Bain.
Es la muestra del nuevo orden mundial, en el que, se mire por donde se mire, China se está haciendo con el mundo. Con el lujo, con el gasto, con la inversión y con los ránking de mayores potencias. Tanto es así, que el tigre asiático está a punto de adelantar a Estados Unidos como la primera economía del planeta, puesto que el titán norteamericano ocupa desde 1872.
Cambio histórico
El cambio no tendrá lugar dentro de décadas, como pensaban hasta hace poco los expertos. Ni dentro de un lustro, como aseguraba hasta ahora el Fondo Monetario Internacional (FMI), al hablar de 2019 como el año de la hegemonía china. Llegaría antes, mucho antes. Tan pronto como este mismo año.
Así lo concluye el cruce de datos entre las previsiones de crecimiento del FMI y los cálculos del último informe del Banco Mundial, desvelado el pasado miércoles, que actualiza las cifras económicas de cada país por primera vez desde 2005 en el marco del Programa de Comparación Internacional, un plan que ofrece las estimaciones más fidedignas sobre la capacidad adquisitiva de cada potencia.
La medición se ejecuta en paridad de poder de compra, computando así el nivel de vida en una moneda común para eliminar los efectos del tipo de cambio y permitiendo, en definitiva, las comparaciones más rigurosas.Con este prisma, en 2005 se estimaba un PIB para EEUU de 12,37 billones, lo que más que duplicaba los 5,33 billones de China.
Lejos de esa situación, en 2011 el PIB norteamericano, de 15,53 billones, era sólo un 15% superior al del tigre asiático, que sumaba 13,49 billones. Aún no hay datos para este año, pero, dado que la economía china habrá crecido un 24% acumulado entre 2011 y 2014, y la de EEUU sólo un 7,6%, parece casi seguro que China rebasará al titán estadounidense este ejercicio.
No es el único cambio del nuevo orden económico mundial. Al tiempo, India, que en 2005 era la quinta potencia, es ya la tercera, desplazando un puesto a Japón. El cuarto puesto de los nipones supone relegar a Alemania a la quinta posición. China, Brasil, Indonesia y México se cuelan en los doce primeros puestos de la tabla global, estas dos últimas en detrimento de España, que pasa del undécimo al decimotercer puesto.
Otras mediciones
China será el rey de todas ellas. De momento, en otra de las estimaciones realizadas por el Banco Mundial, alcanza ya el 87% de la capacidad adquisitiva estadounidense. En 2005, esa ratio apenas superaba el 40%.
Más mediciones dejan constancia de la pujanza asiática.Así, EEUU supone hoy el 17,1% del PIB global, frente al 22,1% de 2005. El peso del PIB chino sigue la tendencia inversa, al pasar del 9,7% al 14,9%, como sucede en el caso de India, con un avance del 4,3% al 6,4%.
Otro cálculo: el M2 u oferta de dinero se ha triplicado en China en los últimos años, en una expansión cuatro veces más grande que la de EEUU. Y otro: el gigante asiático ha superado a EEUU como el primer actor del comercio mundial –exportaciones e importaciones de bienes y servicios– con un 12% del total y un valor de 4,16 billones de dólares. Y un barómetro más: en el ránking de los más ricos del mundo que publica cada año la revista Forbes computando a aquellos que atesoran más de mil millones de dólares, los chinos son el colectivo que experimenta un mayor crecimiento, pues en un ejercicio el país ha pasado de 95 representantes a 122.
Todos estos indicadores citados dan muestra de la hegemonía del tigre asiático en el nuevo orden mundial, donde, sin embargo, el empuje sigue sin llegar a las cifras de riqueza por habitante.
Si bien es cierto que se «ha reducido en gran medida la brecha entre ricos y pobres», según el Banco Mundial, el consumo real per cápita ofrece serias diferencias. Los países más adinerados del mundo siguen representado un 50% del PIB global, pese a albergar sólo al 17% de la población.
Así las cosas, el ránking de PIB per cápita sitúa como líderes a Catar y Macao, con más de 100.000 dólares por habitante, seguidos de Luxemburgo, Kuwait y Brunei. EEUU es duodécimo, con 49.782 dólares, un 19,5% más que en 2005, cuando se situaba en 41.674 dólares.Mientras, China está en el puesto 100 con 10.057 dólares, frente a los 4.091 dólares de seis años antes.
Así, el PIB per cápita se duplica, pero ni siquiera alcanza los 13.460 dólares de media mundial de este ránking, que deja en los últimos puestos a Malawi, Mozambique, República Centroafricana, Níger, Burundi, República Democrática del Congo, Comoras y Liberia. Tienen menos de 1.000 dólares anuales por habitante.
Al analizar el coste real de la vida en los distintos países, las conclusiones son bastante parecidas, pues el tigre asiático ocupa prácticamente el mismo puesto. En concreto, tomando 100 como el valor medio mundial del llamado Índice de Nivel de Precios (INP), China ostenta un 70, con lo que es un país más barato que las potencias más avanzadas del mundo, aunque bastante más caro que en 2005, cuando gozaba de un índice de 42.
Mientras, en el mismo periodo, Estados Unidos ha pasado de un índice 100 a otro de 129 (29 puntos más caro que la media), lo que le sitúa en el vigesimoquinto puesto de la clasificación de carestía de vida, por debajo de la mayoría de las demás economías de ingreso alto, como Francia, Alemania, Japón y Reino Unido.
Según este barómetro, llama la atención que, aunque España es aún tres puntos más barata que Estados Unidos, el nivel de vida parece haber subido más, pues su valor ha pasado en esos seis años de 95 a 126. España, no obstante, queda aún a distancia de las economías más caras en términos del PIB: Suiza, Noruega, Bermudas, Australia y Dinamarca, cuyos índices de nivel de precios varían entre 210 y 185.
Son valores que China tardará todavía muchísimas décadas en alcanzar, aunque el Banco Mundial advierte de que la tendencia ascendente del tigre asiático parece imparable. (expansión.com)
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