Civilizaciones extintas, marcas en la piedra cuyo significado se ha perdido en la noche de los tiempos... Si a este tipo de cuestiones arqueológicas y antropológicas le añadimos la palabra extraterrestre por algún lado, no es raro que el lector enarque una ceja. Curiosamente la relación entre antiguas civilizaciones y la posibilidad de entrar en contacto con una inteligencia extraterrestre es el tema del último libro publicado nada menos que por la NASA.
El libro, un volumen de 300 páginas disponible online, se titula Arqueología, Antropología y Comunicaciones Interestelares, y ha sido editado por Douglas A. Vakoch. La obra tiene algunos pasajes que parecen impropios de una agencia científica como la NASA, pero todo tiene su explicación:
Consideremos de nuevo el deseo de establecer contacto simbólico o linguístico con una inteligencia extraterrestre. En ese sentido resulta útil estudiar ciertos paralelismos en la historia del hombre que nos generan problemas similares. Uno de ellos es el arte labrado en la roca. Son formas e inscripciones grabadas hace miles de años en distintos países del mundo.
Sabemos nada o muy poco sobre el significado de esas inscripciones, por qué fueron creadas, o quien lo hizo. A efectos prácticos podrían haber sido talladas por extraterrestres.
En ningún momento se afirma que las inscripciones en la roca con miles de años estén, en efecto, creadas por civilizaciones extraterrestres. La idea con la que juega el libro es que sabemos tan poco del significado de esas inscripciones, que intentar interpretar lo que sus creadores humanos querían decir es una tarea tan compleja como la que se nos pondrá por delante el día que establezcamos contacto con una inteligencia extraterrestre, si algún día llega a producirse ese contacto.
El libro reflexiona, en definitiva, sobre la comunicación con otra especie desde el punto de vista de la antropología, el lenguaje y la semiótica. Vakoch continúa la obra llamando la atención sobre el hecho, por ejemplo, de que una comunicación con otra especie no tiene porque estar basada en los mismos parámetros visuales y auditivos que los nuestros, que al fin y al cabo están muy limitados en el espectro visual y sonoro. Del mismo modo, el uso de palabras o de símbolos podría ser completamente aleatorio, o no existir.
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