jueves, 7 de agosto de 2014

Recorte drástico de la electricidad consumida en un supermercado, gracias a la tecnología

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Gozar de una buena iluminación en el interior de un supermercado es fundamental, pero a veces esto se consigue apoyándose demasiado en la luz artificial.

Una espectacular demostración de lo que puede lograrse con tecnologías ya disponibles y con un poco de ingenio, es la que han llevado a cabo unos científicos de la SINTEF (Fundación para la Investigación Científica e Industrial), una organización noruega que es la mayor organización independiente de investigación en los países escandinavos.

La demostración se ha hecho en un supermercado de construcción reciente en la ciudad noruega de Trondheim, el cual entró en servicio en otoño pasado. Durante el invierno siguiente, el supermercado consumió un 30 por ciento menos de electricidad que cuatro supermercados comparables de la misma ciudad. Por supuesto, la temperatura exterior era la misma para el entorno inmediato de cada tienda.

El diseño del modo de emplear la luz y el calor en el supermercado es obra del equipo de Armin Hafner, y se basa en un uso inteligente de la luz natural diurna y del calor residual (proveniente mayormente de las grandes neveras y congeladores donde se almacenan los alimentos que necesitan frío para conservarse). Hafner está convencido de que el supermercado es el mejor ejemplo de uso eficiente de energía en edificios de su tipo de toda Noruega.

A fin de lograr el mejor aprovechamiento posible de la luz, un sistema de control automático apaga las luces del techo cuando entra suficiente luz natural en el local. Las fachadas, hechas de un material aislante basado en un aerogel transparente, distribuyen de manera eficiente la luz del día por toda la tienda. El uso de este material también ha eliminado la necesidad de instalar caros sistemas de persianas.

A fin de conseguir la mejor climatización posible aprovechando la energía al máximo, la calefacción, la refrigeración y la ventilación conforman un único sistema. El calor indeseado proveniente de unidades de refrigeración se almacena temporalmente en tanques, y cuando se necesita calor para la calefacción, se usa este de los tanques, devolviéndolo al ambiente de la tienda a través de la ventilación y de su sistema de calefacción ubicado justo bajo el pavimento (como los sistemas convencionales de calefacción por suelo radiante). La instalación se complementa con unos pozos que sirven para la función de deshumidificación y para el aire acondicionado en verano, así como para dar calefacción adicional (en modo de bomba de calor) en invierno si se necesita. Para la calefacción, no se usa electricidad de manera directa. (Su uso directo es bastante ineficaz en comparación con otros sistemas de calefacción.) La clave es limitarse a usar el calor que ya está disponible.

Como resulta previsible, y el equipo científico no lo esconde, el costo de construcción del nuevo supermercado fue mayor que el de otros supermercados parecidos de la zona. Pero el ahorro en consumo energético es importante. Además, con sucesivos perfeccionamientos y el abaratamiento de costos inherente a la producción a escala industrial de los componentes del sistema, se espera que la inversión económica inicial resulte cada vez más baja. De hecho, el equipo de investigación y las empresas que colaboran con él ya cuentan con instalar sistemas de este tipo en otros supermercados, de Noruega y de fuera del país. (NCYT)

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