La llegada del calor y de las vacaciones marca estacionalmente un repunte de los casos de trombosis venosa entre las personas que realizan viajes largos. Por este motivo, el Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL) de la SEACV (Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular), la sociedad médica que se ocupa de los problemas venosos y linfáticos en España, ha hecho una recomendación de salud pública “para que las personas que hagan viajes largos, realicen cada 2,5 horas una serie de ejercicios de movilización de la bomba muscular de los miembros inferiores, con el fin de activar la circulación de las piernas y evitar en la medida de lo posible las trombosis del viajero”.
Tal y como ha explicado el presidente del CEFyL, el doctor Vicente Ibáñez, “preferimos hacer uso de la expresión ‘trombosis del viajero’ en vez de ‘síndrome de la clase turista’ ya que es una denominación más precisa. La formación de trombos en viajes largos puede iniciarse en cualquier desplazamiento en el que el viajero esté más de 2,5 horas inmovilizado, sea en avión (independientemente de si vuela en clase turista o en business), coche, tren o cualquier otro método de transporte”.
La trombosis se genera debido a la ralentización del retorno venoso como consecuencia de la inmovilización de la bomba muscular de las piernas, “que está la mayoría del tiempo inactiva en los viajes largos. Esto da lugar en ocasiones al comienzo de los procesos naturales de coagulación de la sangre en las venas de las piernas y que, en el peor de los casos puede desembocar en la formación de trombos. El resultado puede llegar con manifestaciones que varían desde molestias leves como edema, entumecimiento, hormigueo en miembros y cansancio en general, hasta otras más graves, como una tromboflebitis de la pierna e, incluso, en los peores casos, un tromboembolismo pulmonar, como consecuencia final de este proceso”.
Calor y factores de riesgo asociados
El presidente del Capítulo Español de Flebología y Linfología ha advertido de que la trombosis del viajero “suele ser más prevalente en viajes de larga duración, en avión o no, y, sobre todo, en personas con factores de riesgo asociados como: obesidad, edad avanzada, mujeres embarazadas, enfermos crónicos del corazón, pacientes tumorales, diabéticos, etcétera”. Asimismo, ha llamado la atención con respecto al calor, “que actúa como un potente vasodilatador de los vasos sanguíneos, y las personas que tienen problemas venosos ven agravados sus síntomas a veces de forma considerable durante la época estival, o cerca de fuentes de calor”. Por este motivo, ha recomendado llevar ropa ligera, de fibras naturales y holgada.
El presidente de los flebólogos españoles ha señalado que para prevenir en la medida de lo posible la trombosis del viajero, “es aconsejable realizar ejercicios de movilización de las piernas a través de ejercicios de flexo-extensión durante algunos minutos cada hora, la utilización de medias cortas de compresión elástica normal, beber abundantes líquidos y, si es posible, dar un pequeño paseo por el avión, tren o hacer paradas a lo largo del viaje en coche, para estirar las piernas”.
También ha recomendado la realización de paseos de tres cuartos de hora como mínimo, a buen ritmo, tras la llegada de un viaje largo, “ya que es una forma muy fácil y sin ningún tipo de coste de activar la circulación venosa en las piernas”.
Dosis de heparina
En casos avanzados de patología venosa o en antecedentes de tromboflebitis o ante la presencia de varices importantes, “se aconseja la administración, antes del inicio del viaje largo y a la vuelta del mismo, de una dosis de heparina de bajo peso molecular, ajustada al peso de cada persona, consultando con el médico de atención primaria o con su especialista en flebología”.
Asimismo, existen también dispositivos preventivos específicos para este problema de salud. Así, en un reciente congreso nacional de Flebología se presentó un dispositivo neumático (hinchable) y portátil, especialmente diseñado por flebólogos españoles. Se usa sentado y con los pies descalzos mediante la ejercitación física y la recreación de la acción de andar, con el fin de estimular el retorno venoso y favorecer la circulación sanguínea, así como la microcirculación en la zona plantar.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la trombosis del viajero es una patología venosa que afecta al tres por ciento de los viajeros sanos que realizan vuelos de más de 4 horas de duración, lo que significa que uno de cada seis mil viajeros sanos se ve afectado. Por otra parte, uno de cada cinco pasajeros de un avión padece una hinchazón de piernas sin que ello suponga la existencia de dicha trombosis. España espera este verano la visita de 47,4 millones de turistas internacionales, mientras que la DGT estima que en agosto se realizarán 42 millones de desplazamientos en vehículos dentro de España.
Fuente: Jano.es
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