Un grupo de investigadores del Swiss Federal Institute of Technology en Zurich ha desarrollado un sistema para utilizar nuestro ADN como sistema de almacenamiento masivo y virtualmente perpetuo: 1 gramo de ADN tiene la capacidad teórica de albergar 455 exabytes de datos, o lo que es lo mismo: todos los datos que Google, Facebook y el resto de grandes de la tecnología almacenan en sus centros de datos... y aún habría espacio sobrante.
Lo realmente importante es que esa información, conservada en condiciones adecuadas, puede mantenerse durante miles e incluso millones de años. El procedimiento utiliza un mecanismo simple pero efectivo: las bases A y C se consideran como "0" y la G y la T como "1", y con esa base se construye un sistema de almacenamiento sorprendente.
Dado que puede haber problemas con daños en las cadenas de DNA los científicos añaden además una técnica de corrección de errores llamada Reed-Solomon, con la que se introducen bloques redundantes de información que pueden utilizarse para reconstruir pedazos de esa información que están dañados.
Datos para la eternidad
A la hora de conservar los datos el secreto fue el de encapsular el ADN en esferas microscópicas de cristal, a partir de lo cual pudieron evaluar cuál sería la longevidad de los datos almacenados. Para las pruebas utilizaron dos pequeños documentos de tan solo 83 KB, y se mantuvieron expuestas a temperaturas de 60, 65 y 70 grados centígrados para simular el paso del tiempo. Tras una semana bajo esas temperaturas los textos se mantuvieron legibles sin que hubiera errores.
Esos resultados sugieren que los datos almacenados a través de cadenas de ADN podrían mantenerse durante al menos 2.000 años si la temperatura se mantuviese en unos 10 grados centígrados, pero de ser conservados a -18 °C ese periodo sería aún mayor y se lograrían longevidades teóricas de dos millones de años.
Las prestaciones del ADN como sistema de almacenamiento quedan patentes en el estudio, pero existe un problema: almacenar esa información de esta forma es hoy en día carísimo, y el coste por ejemplo de generar el ADN para esos 83 KB fue de cerca de 1.350 euros.
Almacenar cantidades ingentes de información es inviable, y para uno de los responsables del proyecto, Robert Grass, lo ideal sería seleccionar solo datos realmente importantes para su almacenamiento en este medio "Si observas la forma en la que entendemos la Edad Media, está muy influenciada por la información que se almacenó. Es muy importante que consigamos una documentación relativamente neutral de nuestra época actual y almacenarla".
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