miércoles, 7 de agosto de 2013

Adaptar los cables antiguos de teléfono para Internet superrápido

Alcatel-Lucent ha hecho demostraciones de velocidades de trasferencia de datos parecidas a las que se logran con la fibra pero a través de cables de teléfono. ¿Adoptarán la tecnología los proveedores de Internet?

Una nueva tecnología es capaz de enchufar velocidad de datos de un gigabit por segundo a través de antiguos cables de teléfono de cobre. Por lo menos para la distancia que hay desde el poste de teléfono hasta una casa, según Alcatel-Lucent.

En teoría, esta tecnología sería clave para acelerar el acceso a Internet en el mundo. De los 580 millones de abonados a banda ancha en el mundo, el 55 por ciento tiene conexiones de cobre, aunque esa cifra se queda en el 33 por ciento en Estados Unidos, donde la mayoría de la gente consigue la banda ancha del mismo cable coaxial por el que les llega la televisión, según Dell’oro, una empresa de investigación de mercados de telecomunicaciones.

Evidentemente el cable de fibra óptica es mejor que el coaxial, pero instalarlo resulta caro. La nueva tecnología de Alcatel-Lucent podría dar una velocidad parecida a la de la fibra gracias a la fibra que hay instalada en las calles donde se sitúan las viviendas, sin tener que instalar fibra en el último tramo de acceso a los hogares.

"Está claro que llevar la fibra hasta cada vivienda es la tecnología más adecuada, pero habría que instalar nueva infraestructura, lo que supone hacer una nueva instalación en cada casa. Si quieres cubrir todo un país, se tardarán de 10 a 20 años en hacerlo", explica Stefaan Vanhastel, director de marketing para el negocio de redes fijas de Alcatel-Lucent.

La tecnología aceleradora del cobre desarrollada por Alcatel-Lucent usa un estándar aún no implantado conocido como G.fast que consiguió dar el primer paso para su aprobación por parte de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) hace dos semanas. La tecnología implica el uso de una gama mucho mayor de frecuencias en los cables de cobre. Como el cobre es muy susceptible a las interferencias, o "conversaciones cruzadas" entre líneas cercanas, esto se mide continuamente y se genera una señal que cancela el ruido para contrarrestarlo.

G.fast se podría instalar en un poste de teléfono, una pared, o una alcantarilla. Un dispositivo del tamaño de una caja de zapatos podría contener la electrónica necesaria; un terminal de fibra se conectaría a una docena o más líneas de cobre existentes que conduzcan a las viviendas cercanas. Si no, se podría instalar en el sótano del edificio de viviendas, si ya existe un terminal de fibra, para acelerar la velocidad en todas las viviendas a través de los cables de teléfono. Se espera que la UIT apruebe el estándar final en 2014 y que los nuevos productos lleguen al mercado a partir de 2015.

Aunque la tecnología es impresionante, el principal obstáculo será convencer a los operadores de que se gasten dinero en actualizar las redes, afirma Blair Levin, antiguo director de departamento en la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos. Levin coescribió el Plan Nacional de Banda Ancha y ahora es director ejecutivo de Gig.U, un consorcio de universidades que trabaja para instalar redes más rápidas.

Levin explica que los proveedores de internet tienen pocos incentivos para proporcionar un mejor servicio porque ya son muy rentables. "Los esfuerzos por actualizar las líneas de cobre de forma barata y generalizada siempre me recuerdan la frase de Alexander Pope:La esperanza surge eterna en el pecho del hombre", afirma Levin. "Pero cuando las principales empresas de telecomunicaciones instalen esto y funcione, estaré encantado de encontrar un nuevo poema".

Algunos sistemas actuales usan enfoques parecidos para lograr 300 megabits por segundo en pruebas en laboratorio y de 40 a 60 megabits en la práctica, afirma Michael Timmers, quien ayudó a desarrollar la nueva tecnología en los laboratorios Bell de Alcatel-Lucent (ver "Consiguiendo velocidades de fibra óptica en cables de cobre"). En pruebas de campo hechas con Telecom Austria, la nueva tecnología alcanzó los 1,1 gigabits por segundo a una distancia de 70 metros y 500 megabits a 100 metros.

Otros métodos que aumentan la velocidad a la que se pueden enviar datos a través de cobre incluyen una mejora en la eficiencia de la codificación de los datos y la modulación de la frecuencia (ver "Un gran avance en ancho de banda").

"Resultará caro sustituir la base ya instalada, y por lo tanto merecerá la pena exprimir todo el rendimiento que se pueda conseguir", afirma Muriel Medard, profesora del Laboratorio de Investigación en Electrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.). "Hay varios enfoques, la mayoría basados en la modulación, pero también en la codificación de la información, que permitirán un mejor uso de los recursos de cobre y retrasarán la necesidad de caras actualizaciones".

Pero vengan de donde vengan las mejoras, seguirá siendo necesario que a los proveedores de internet les importe mejorar esas velocidades. Levin sostiene que el factor que más probablemente altere la dinámica del mercado será la competencia de empresas como Google Fiber, el proyecto de Google para instalar un servicio barato de un gigabit por segundo en Kansas City (EE.UU.) y en otros lugares.

En proyectos parecidos, algunos municipios están proporcionando velocidades ultrarrápidas y ultrabaratas; una de esas ciudades es Chattanooga, Tennessee (EE.UU.), cuya compañía eléctrica local ha usado una subvención federal para el estímulo de la economía para construir una red de un gigabit (ver "Una ciudad con Internet ultrarrápido invita a los innovadores a jugar").

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