sábado, 26 de octubre de 2013

Un salvavidas para una empresa de biocombustible

Cien millones de dólares en financiación mantendrán por el momento a la empresa productora de gasolina basada en madera, Kior, a flote
POR KEVIN BULLIS TRADUCIDO POR LÍA MOYA

El miércoles, Kior, una empresa que convierte lascas de madera en gasolina y diésel, anunció que acababa de conseguir 100 millones de dólares (unos 73 millones de euros) en financiación, cantidad suficiente para seguir funcionando un año más aproximadamente, y para construir una biorefinería nueva. Esta financiación es un salvavidas para una compañía que hace apenas unos meses parecía destinada al fracaso. Pero a la empresa, que opera la mayor refinería estadounidense dedicada a convertir biomasa celulósica en combustible, aún le queda un largo camino para ser rentable.

Los biocombustibles celulósicos podrían conseguir, al menos en teoría, reducir las importaciones de petróleo y las emisiones de gases de efecto invernadero, y además el Congreso de Estados Unidos ha exigido a las empresas petroleras que compren miles de millones de litros. Sin embargo, a pesar de este mandato, se produce muy poca cantidad. Aunque ha habido decenas de empresas que han sacado tecnologías a escala de laboratorio para descomponer biomasa recalcitrante y convertirla en combustible, han tenido problemas para comercializar sus sistemas, en parte, porque ha sido difícil recaudar la financiación suficiente como para construir grandes refinerías, y en parte porque, en muchas ocasiones, los métodos no funcionan igual de bien a gran escala que en el laboratorio. (La empresa Range Fuels, por ejemplo, se encontró con que su sistema se atascaba con brea). En consecuencia, el mandato del Gobierno se ha condonado una y otra vez (ver "La muerte de Range Fuels no tiene por qué condenar a todos los biocombustibles" y "El etanol celulósico se enfrenta a grandes retos").

La propia Kior se a enfrentado a dificultades técnicas que han impedido que pusiera en marcha su enorme planta de biocombustibles a pleno rendimiento. La planta está diseñada para producir 50 millones de litros de combustible anuales y empezó a producir su primer combustible -diésel- en marzo de este año. La empresa afirmó que habría comercializado de 1.150.000 litros a 1.900.000 litros para mediados de 2013, pero sólo consiguió producir 285.000 litros. La menor producción supuso unos ingresos menores de los esperados y la pérdida de 38,5 millones de dólares (unos 27,9 millones de euros) en el segundo trimestre, más que los 23 millones de dólares (unos 16,6 millones de euros) del mismo trimestre del año anterior. Con pocos ingresos y altos costes, a algunos analistas les empezó a preocupar que a la empresa se le acabara el dinero.

Esta inversión de 100 millones de dólares sirve para comprar tiempo para la empresa y, según algunos indicadores, parece que progresa, tal y como opina el analista sénior de Piper Jaffray Mike Ritzenthaler. Ritzenthaler señala, por ejemplo, que los niveles de producción aumentan y parece que la empresa podrá producir 3,8 millones de litros de combustible para finales de año. Kior tiene, además, la ventaja de fabricar gasolina en lugar de etanol, cuyo mercado está saturado en Estados Unidos.

Pero aún quedan grandes retos por delante. Si Kior quiere salir de los números rojos y acabar teniendo beneficios, necesita las economías de escala que vienen de refinerías aún mayores, y para construirlas necesitará más financiación. La financiación para las plantas celulósicas ha sido especialmente esquiva, puesto que los inversores son reacios a asumir los riesgos de apoyar una nueva tecnología. Mit

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