Un nuevo tipo de batería inventado por el profesor de Ciencia de los Materiales de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU) y fundador de Aquion Energy, Jay Whitacre, podría hacer que las energías renovables fueran más prácticas y económicas en todo el mundo. Aquion está a punto de empezar la producción a plena escala de las baterías en una nueva fábrica en Mount Pleasant, Pennsylvania (EEUU).
Whitacre explica que la aplicación más prometedora para sus baterías a corto plazo es almacenar energía de paneles solares u otras fuentes de energías renovables en casas sin conexión a la red o en zonas rurales, proporcionando 24 horas de una fuente de energía mucho más barata que la alternativa habitual, los generadores diésel. En la actualidad se usan baterías de ácido-plomo para este fin, pero son tóxicas y necesitan aire acondicionado para evitar el deterioro en algunos climas, lo que aumenta los costes.
Se espera que las baterías de Whitacre duren el doble que las baterías de ácido-plomo y que su fabricación cueste aproximadamente lo mismo. No necesitarán aire acondicionado y usarán materiales no tóxicos. Se genera corriente eléctrica en la batería cuando los iones de sodio de un electrolito de agua salada se trasladan entre los electrodos positivos basados en óxido de manganeso y los negativos, basados en carbono.
Un sitio donde la batería podría ser muy importante son las zonas pobres del mundo que no cuentan con una red eléctrica establecida. Se espera que para 2030 mil millones de personas tengan acceso a la electricidad por primera vez. Algo que conllevará el uso de mucho más combustible fósil a menos que las opciones existentes de energías renovables sean lo más baratas, seguras y fiables como sea posible. Con que "incluso sólo una fracción de esos mil millones pudiese usar energía solar gracias a nuestras baterías", afirma Whitacre, la empresa podría reducir no sólo las emisiones de CO2, sino también la contaminación local producida por los generadores diésel.
Para equiparse al coste de las baterías de ácido-plomo, que son de las más económicas. Whitacre usa un equipo de fabricación barato recuperado de la industria farmacéutica y de la alimentación. Prensas hidráulicas diseñadas para fabricar aspirinas prensan obleas de materiales de electrodo positivo y negativo, y brazos robóticos construidos para envolver chocolatinas se emplean para envolver estas obleas con láminas metálicas que funcionan como colectores de corriente. Al final de la cadena, las baterías, que tienen el tamaño de un maletín, se apilan y atornillan, Un palé de 84 baterías, de aproximadamente un metro de altura, es capaz de almacenar 19,2 kilovatios hora de electricidad. Whitacre explica que hacen falta unos 60 palés de este tipo para servir a un pueblo de 2000 personas en un país pobre. Dos palés darían energía a un hogar estadounidense durante un día.
La tecnología tiene sus límitaciones. Está mejor adaptada a una operación lenta y continua, no a las cargas y descargas rápidas de grandes cantidades de energía que necesitan algunas compañías eléctricas. Y aunque son más baratas que otros tipos de baterías, al emparejarlas con paneles solares no se puede competir con la economía de las centrales eléctricas convencionales en la mayoría de las zonas. Por eso Whitacre se centra en un principio en regiones que no cuentan con una red eléctrica existente. Aquion ya ha empezado a distribuir las baterías entre los consumidores para su evaluación. La empresa espera empezar con la producción a pleno rendimiento para esta primavera, fabricando cada año baterías suficientes para almacenar unos 200 megavatios hora de electricidad, lo necesario para aproximadamente 150 pueblos con energía solar. La fábrica de Pennsylvania se podría replicar en otros países. "Si nuestra tecnología demuestra su valía, no daremos a basto", afirma Whitacre. MIT
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