jueves, 13 de febrero de 2014

El insólito caso de los corales que no enferman pese a la mayor acidez del agua

Algunas zonas del archipiélago de Palaos son un laberinto con
muchos 
canales. (Foto: Pat Lohmann, WHOI)
Mientras que en muchas partes del mundo la acidificación de las aguas está diezmando a poblaciones de corales, en las Islas Palaos (o Palau), del Océano Pacífico, la notable acidez de ciertas zonas de su litoral no parece afectar a los corales que allí viven. ¿Por qué?

Conocer con toda certeza y detalle la respuesta a esa pregunta podría ayudar a encontrar formas de proteger mejor a los corales del resto del mundo. La acidificación del mar es un problema difícil de resolver y en buena parte provocado por el Ser Humano.

Aunque la química oceánica varía de manera natural en lugares distintos, está cambiando en todo el mundo debido a los crecientes niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
El océano absorbe el dióxido de carbono, que reacciona con el agua marina, reduciendo el pH global del agua y haciéndolo más ácido.

Este proceso también elimina iones de carbonato que necesitan los corales y otros organismos para construir sus esqueletos y conchas.
Lo normal es que los corales que crecen en condiciones de pH bajo, tanto en experimentos de laboratorio que simulan condiciones futuras, como en entornos oceánicos que ya de por sí poseen un pH bajo, exhiban claros efectos negativos.

Estos efectos incluyen la gran dificultad que sufren crías de varias especies para construir sus esqueletos, una menor cantidad de variedades de corales, menos cubierta coralina, más crecimiento de algas (en bastantes casos, perniciosas para los corales) y casos de corales más porosos y con mayores signos de daños diversos, a veces causados por otros organismos.





En Palaos, un extraño y fascinante conjunto de varios centenares de islas, constituido como nación insular con solo unos 21.000 habitantes y que se independizó de Estados Unidos en 1994, hay puntos de sus aguas costeras con una acidez tremenda y sin embargo los corales no sufren estragos.

El equipo de la oceanógrafa química Kathryn Shamberger, y la biogeoquímica Anne Cohen, ambas del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Massachusetts, Estados Unidos, lo ha verificado detalladamente en su investigación. El equipo recogió muestras de agua en nueve puntos a lo largo de una zona que engloba el océano abierto, arrecifes, una laguna y diversas bahías.

En cada lugar encontraron que el agua marina se hacía cada vez más ácida a medida que se adentraban en dirección a tierra.




Los resultados de las mediciones dejaron estupefactos a los científicos, según confiesa Shamberger. "No teníamos ni idea del nivel de acidificación que encontraríamos. Estamos ante arrecifes que tienen hoy niveles predichos para el mar abierto de dicha zona hacia finales de siglo".

Por si fuera poca sorpresa, el equipo de investigación también hizo un segundo hallazgo inesperado: Los corales que viven en esas aguas más ácidas estaban inesperadamente más sanos y eran más diversos.

Los análisis efectuados durante el estudio ofrecen una explicación a estos enigmas: Todo apunta a que la acidificación está causada principalmente por los propios beneficiarios directos de la calcificación; el proceso de formación de sus estructuras corporales pasa por la calcificación, que retira los iones de carbonato del agua marina.

Una segunda razón es la respiración de los propios organismos, que añade dióxido de carbono al agua cuando respiran.
El próximo paso en esta línea de investigación será determinar si los corales están genéticamente adaptados a soportar un pH bajo. NCYT

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