miércoles, 12 de febrero de 2014

Acrofobia: terror desde las alturas


Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), nos cuenta las claves para combatir esta fobia.

Es un término que viene del griego akra (altura) y fobia (miedo). Es, por tanto, el miedo irracional y exagerado a las alturas o a llegar a caerse. La acrofobia es un miedo que desarrolla unas respuestas emocionales cuando una persona se encuentra a cierta altura. Se trata de una exageración del temor a las alturas, que produce un malestar psicológico o algún tipo de impedimento para hacer actividades de la vida normal.

Como consecuencia, el acrofóbico sufre una alta activación fisiológica ante esas situaciones. “Cuando la persona evita las alturas, no tiene ningún tipo de problema. Pero cuando no puede evitarlas, sufre un ataque de nerviosismo y puede desarrollar una serie de conductas que le hacen pasarlo realmente mal”, asegura el experto.

Causas
Sesgos cognitivos. Una persona que tiende a pensar mucho en un peligro potencial, desarrolla una sensación de miedo y, cuanto más incida sobre ello, más miedo tendrá, incluso si no está presente la situación de altura o desnivel.

Experiencias anteriores. Haber tenido un percance con las alturas hace que la sensación de miedo que se tuvo en esa ocasión aparezca cuando la persona sienta que esa situación pueda volver a darse. Lo que hace es magnificar la posibilidad de que vuelva a ocurrir y, por tanto, sus posibles consecuencias.

Cuadros de vértigo. “El vértigo se produce por una disfunción en el sistema del equilibrio, que reside en el oído, o por un problema de cervicales, que produce sensación de mareos o de desmayos. Y cuando una persona tiene un problema de vértigo, por razones físicas o aprendidas, desarrollan el miedo a las alturas”, explica el psicólogo.

¿Quiénes lo sufren más?
Le puede pasar a cualquier persona y no existe un perfil predeterminado que pueda tener más tendencia a sufrir esta fobia, aunque lo cierto es que, según afirma Antonio Cano, es más probable que les ocurra a las mujeres. “Ellas tienen más trastornos de ansiedad y poseen más fobias específicas que los hombres. Asimismo, tienen un sistema hormonal que favorece que puedan mantener la atención en varias cosas a la vez”.

Los más jóvenes, en concreto entre los 18 y 35 años, son más propensos a padecer este miedo a las alturas. Estos son personas más activas, algo que hace que el riesgo de verse en una situación de ansiedad y, por tanto, de acrofobia.

Síntomas
Además de los síntomas psicológicos, que son de preocupación, temor, inseguridad y miedo social, cuando los acrofóbicos se ven en una situación de desnivel o de pérdida de equilibrio, aparecen también los indicios fisiológicos de que el pánico se apodera de ellos. Algunos de ellos son:

Aumento del ritmo cardíaco.
Aumento de la temperatura corporal.
Tensión muscular.
Problemas digestivos.
Temblores.
Mareos.

Tengo miedo al avión
“El ser humano se siente más seguro andando o viajando en coche, aunque sea más peligroso que el avión. Hay personas que tienen acrofobia y que, como consecuencia, desarrollan ese miedo a volar”, apunta el psicólogo. La fobia a volar está presente en muchas personas que tienen pánico a los lugares altos.

Según Cano, hay varios tipos de personas que temen viajar en avión. Unas son las que tienen un problema de pánico, que es la consecuencia de haber sufrido ataques de pavor o crisis de ansiedad y ven la posibilidad de que les ocurra dentro del avión.

Otra persona es la que sufre un miedo al accidente. “Esta fobia es irracional, pues la persona que la sufre tiene miedo a algo que es muy poco probable que ocurra. Según las estadísticas, morir de cualquier otra forma o en un accidente de coche es más frecuente a hacerlo en un avión”, señala Antonio Cano.

Técnicas para superar la acrofobia
Técnicas cognitivas: consisten en darle información y explicar la naturaleza del problema al paciente. Aquí se le hace ver que sus problemas de miedo y de ansiedad están magnificados y les dan demasiada importancia. El especialista le ayuda a quitarle importancia al problema y a no estar pensando continuamente en él.

Técnicas de relajación: el paciente tiene que aprender a controlar la ansiedad y los nervios en situaciones que supongan la aparición del miedo.
Técnicas de conducta: irse exponiéndose poco a poco a las alturas en lugar de evitarlo. Fuente: EFE Salud

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