jueves, 26 de diciembre de 2013

Fukushima: evalúa Japón qué hacer con el agua contaminada


Japón ya ha pedido ayuda internacional para tratar de paliar la crisis de Fukushima. La planta nuclear afectada por el terremoto y tsunami de marzo del 2011 sigue desechando agua contaminada que se usa para enfriar las barras de combustible que alimentaban a la planta. Ahora un grupo de expertos japoneses evalúa qué hacer con los residuos al tiempo que miles de japoneses volverán momentaneamente a sus casas por las fiestas.


(U24) - Un grupo de expertos convocado por el Ministerio de Industria japonés ha comenzado a analizar cómo gestionar adecuadamente el agua radiactiva que se acumula en la accidentada planta nuclear de Fukushima, informó hoy la cadena NHK.

El panel se centrará principalmente en analizar los desafíos que implica administrar miles de toneladas de líquido contaminado con tritio, el único isótopo radiactivo que hasta ahora no se está eliminando al tratar el agua.

Para limpiar el agua que se usa como refrigerante de los reactores, la cual se contamina al entrar en contacto con los núcleos parcialmente fundidos, la operadora de la central emplea un mecanismo llamado Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS), desarrollado por Toshiba.
ALPS puede retirar 62 tipos de materiales radiactivos a excepción del tritio.

El grupo analizará el riesgo que supone almacenar agua contaminada con este material y también el que implicaría verterla de manera controlada al mar, una opción que contemplan la autoridad reguladora nipona o el propio Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) si se hace de manera controlada.

También estudiará las dificultades técnicas que plantea el desarrollo de tecnologías que permitan desechar el tritio.
El panel, compuesto por nueve expertos en materiales radiactivos, espera determinar cuáles son las opciones más viables en un informe que espera tener compilado para finales de marzo.

En las instalaciones de Fukushima existen unos 1.000 tanques que almacenan agua, algunos de los cuales han sufrido fugas graves, como la que tuvo lugar el pasado verano, cuando se filtraron 300 toneladas de líquido muy radiactivo, parte del cual fue a parar al mar.

El Gobierno estima que el volumen de agua contaminada almacenada en depósitos alcanzará en el futuro las 800.000 toneladas.
Controlar las fugas en esas cisternas y también del líquido contaminado que se acumula en los sótanos de los reactores supone el principal desafío para los 3.500 técnicos que trabajan en la planta.

Las emisiones contaminantes de la central, que resultó golpeada por el terremoto y tsunami que devastó el noreste de Japón el 11 de marzo de 2011, mantienen evacuadas a más de 52.000 personas que vivían junto a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.

Regreso temporal
Unas 27,000 personas evacuadas de los alrededores de la devastada central nuclear japonesa de Fukushima fueron excepcionalmente autorizadas a pasar las fiestas navideñas en sus casas abandonadas, anunciaron los alcaldes de varias municipalidades.

Las ciudades de Minamisoma, Naraha, Kawauchi e Iitate, en particular, han permitido a parte de sus exresidentes de distintos barrios a volver a sus hogares por algunos días, durante Navidad y Año Nuevo, siendo que estaba prohibido pernoctar en las mismas.

Partes de estas ciudades pueden ser visitadas durante el día para limpiar y descontaminar las viviendas, que siguen siendo consideradas inhabitables en tanto se mantengan niveles de radioactividad por encima de lo considerado aceptable, y hasta que las infraestructuras vitales no sean reconstruidas.

Este año, las viviendas podrán ser ocupadas por sus exmoradores entre el 25 de diciembre y el 7 de enero (o desde 28 de diciembre al 5 de enero, según los casos), tras inscribirse previamente ante las autoridades competentes.
Sin embargo, no parece que esta “prebenda” sea aprovechada por miles de personas que nunca más durmieron en sus casas tras la catástrofe en la central nuclear de Fukushima Daiichi, ocurrida hace dos años y nueve meses.

Controlar las fugas en esas cisternas y también del líquido contaminado que se acumula en los sótanos de los reactores supone el principal desafío para los 3.500 técnicos que trabajan en la planta.
Las emisiones contaminantes de la central, que resultó golpeada por el terremoto y tsunami que devastó el noreste de Japón el 11 de marzo de 2011, mantienen evacuadas a más de 52.000 personas que vivían junto a la central y han afectado gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.

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