Los drones son ya, para bien y para mal, parte de nuestro día a día. Lo ocurrido ayer en una competición de triatlón en Australia es una prueba más. Un dron filmaba la carrera cuando, según la compañía que lo operaba, alguien interfirió en los canales y el operador perdió el control. El aparato se precipitó al vacío sobre la atleta Raija Ogden (en la foto), que sufrió heridas en la cabeza y necesitó tres puntos de sutura.
Según los medios locales, el incidente se produjo ayer a las 9:00 de la mañana hora local durante la celebración de la carrera Endure Batavia Triathlon, en Geraldton, una ciudad en el oeste australiano a unos 420 km de Perth. Un dron filmaba a los atletas en plena prueba cuando se desplomó a una altura de unos 10 metros. Cayó sobre la atleta Raija Ogden produciéndole heridas en la cabeza. La escena se puede ver en la foto de arriba, tomada porBrowning Media.
"Mi pelo estaba completamente lleno de sangre, me senté en el suelo porque pensé que iba a desmayarme", dijo la atleta, quien confirmó que las heridas habían sido provocadas por el dron, y no al caerse ella posteriormente, como se pensó inicialmente. La atleta fue trasladada a un hospital cercano donde le dieron tres puntos de sutura en la herida.
Warren Abrams, propietario de la compañía que operaba el dron, ha declarado que alguien interfirió intencionadamente en los canales del aparato. Esto interrumpió la señal y causó que la persona que lo operaba perdiera el control del equipo.
Según el periódico local The West Australian, Warren se había ofrecido voluntario para filmar la carrera con un dron, pero no tenía las licencias necesarias para operar el aparato en un evento público. Está por ver si el equipo fue realmente hackeado o es una excusa de la compañía que lo operaba. La autoridad de aviación australiana, CASA, está investigando lo ocurrido.
Puede parecer una anécdota, pero la noticia es un reflejo de uno de los problemas que podríamos empezar a ver cada vez más: drones cayéndose en mitad de un evento, una manifestación, o en cualquier lugar transitado de una ciudad, bien por problemas técnicos o de otro tipo. La tecnología está todavía naciendo y es inestable y aún no hay una regulación clara sobre cómo usar estos aparatos en espacios públicos. Ambos factores unidos van a dar mucho que hablar.
Lo apunta de hecho debajo en los comentarios Xavier Torradas, monitor de helicópteros y multirrotores del club de aeromodelismo de Sant Cugat del Valles (Barcelona), además de piloto privado de avioneta y helicóptero.
Sin intención de pecar de alarmista, el desconocimiento sobre esto drones, su potencial y su alcance es tal que todo el mundo se piensa que este "juguete" es inofensivo. La normativa aérea prohíbe tácitamente el vuelo sobre núcleos de población. Nadie lo respeta. Excusa: "Es un juguetito". Un juguetito que puede alcanzar en su configuración básica los 2 km de altura y/o de distancia desde su punto de origen.
Muchas aeronaves vuelan a tan solo 150 metros de altitud sobre el terreno, en especial los helicópteros sanitarios, bomberos o incluso los privados en su aproximación a aeródromos o aeropuertos. Que alegría de repente encontrarse con un multirrotor entrando en la turbina del helicóptero o impactando con las palas del rotor de cola o dañando algún elemento vital provocando el accidente del aparato real e incluso la muerte de la tripulación. ¿Exagerado? No amigos no, faltará que pase algo de esto para que aviación civil "castre" de raíz el vuelo de estos equipos. vía ABC y The West Australian]
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