jueves, 1 de enero de 2015

Más avances en un brazo robótico controlado por la mente de una mujer tetrapléjica

En otra demostración de que la tecnología de interfaz cerebro-ordenador tiene el potencial de mejorar la funcionalidad y la calidad de vida de las personas que sufren una parálisis muy extensa, una mujer con tetraplejia ha llegado a compenetrarse tanto con el brazo robótico que ha venido controlando mediante su mente que en la última fase del proyecto piloto en el que ha participado como sujeto de estudio ha logrado ser capaz de recoger cajas grandes y pequeñas, una pelota, una piedra de forma muy irregular, y tubos gordos y delgados.

El equipo de Jennifer Collinger, de la Escuela de Medicina en la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, responsable de esta exitosa iniciativa, demuestra de este modo que es viable para un sistema artificial captar e interpretar correctamente señales procedentes de neuronas mediante un sencillo algoritmo de ordenador, y generar a partir de ellas movimientos fluidos y sofisticados que permitan al usuario interactuar con el entorno.

Este fascinante proyecto se materializó en febrero de 2012, cuando se implantaron quirúrgicamente redes de pequeños electrodos con 96 diminutos puntos de contacto en las regiones del cerebro de la participante en el experimento, Jan Scheuermann, las cuales normalmente controlarían su brazo derecho, incluyendo los movimientos de la mano. En cada punto de contacto, los electrodos de este sistema recogen las señales de una neurona en particular, que después son retransmitidas a un ordenador para identificar los patrones de disparo asociados con movimientos particulares observados o imaginados, tales como levantar o bajar un brazo, o girar la muñeca. Esa “lectura de la mente” fue utilizada para dirigir los movimientos de un brazo robótico protésico desarrollado por ingenieros del Laboratorio de Física Aplicada en la Universidad Johns Hopkins, en Laurel, Maryland, Estados Unidos.

Transcurrida una semana desde la cirugía, Jan Scheuermann podía extender y retraer el brazo, así como moverlo a derecha e izquierda, arriba y abajo, alcanzando así un control tridimensional sobre su entorno; y antes de que pasaran tres meses, podía también flexionar la muñeca adelante y atrás, moverla de un lado a otro y rotarla en ambos sentidos de las agujas del reloj, así como agarrar objetos.

En la última fase del proyecto, Scheuermann ha logrado un magnífico dominio de movimientos más complejos, hasta el punto de hacer cosas tales como coger cajas grandes y pequeñas, una pelota, una piedra de forma muy irregular, y tubos gordos y delgados. (NCYT) 

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