Se controla a través del 'smartphone' y su combinación con sensores biométricos podría ayudar a personas con trastornos como el autismo
Investigadores de Microsoft han creado una bufanda a la que se le puede dar la orden de calentarse o de vibrar a través de una aplicación de smartphone, dentro de una investigación sobre cómo podría funcionar este accesorio con la tecnología biométrica y de sensores de emociones emergente. Esta bufanda podría calmarte si un sensor decide que estás triste, una función especialmente útil para personas con desórdenes como el autismo, a las que les cuesta gestionar sus sentimientos.
El domingo pasado se presentó un artículo sobre el proyecto, llamado Swarm (siglas en inglés de Detectando si los Sentimientos Requieren Mediación) en la Conferencia sobre Interacción Tangible, Incorporada y Encarnada en la Universidad de Stanford (EEUU).
Una de las coautoras del artículo, Michele Williams, estudiante de la Universidad de Maryland (EEUU) que trabajó en el proyecto cuando era becaria en Microsoft Research, explica que el grupo eligió centrarse en una bufanda en parte porque puede ser una forma discreta de llevar tecnología puesta, al contrario que un dispositivo médico, por ejemplo.
El prototipo actual, que los investigadores crearon después de consultar con personas con autismo y con discapacidades de la vista y el oído, es una prenda flexible hecha con hexágonos de fieltro industrial cortados con láser a los que se ha superpuesto una tafeta de cobre conductora. Algunos de los módulos se calientan y otros vibran.
Todos los módulos los controla un módulo maestro responsable de comunicarse con la aplicación de smartphone a través de Bluetooth. Todos ellos se unen con presillas metálicas que se pueden separar; si quieres un módulo productor de calor más cerca del estómago y uno vibrador cerca del cuello puedes abrir la cadena y reconfigurarla, explica la directora de diseño para investigación de Microsoft Research y coautora del artículo, Asta Roseway.
Roseway me hizo una demostración del funcionamiento de la bufanda a través de videoconferencia. Se la quitó a un maniquí y se la puso al cuello, abriendo un módulo y enganchándolo al final de la cadena. La encendió y conectó con una aplicación Swarm en un smartphone y activó la función de vibración.
Aunque el diseño metálico de la bufanda podría gustar a algunos, según los investigadores está diseñada para llevar por dentro de la manga. Así "no tienes que decirle a todo el mundo: Voy cubierto de tecnología", afirma Roseway. "Es sutil", añade.
A Williams le gustaría poder añadir la posibilidad de enfriar al que lleva la bufanda, algo potencialmente útil para tranquilizar ya que el sudor puede ser un indicador de estrés, y añadir un reproductor de música para que la gente puede activar listas de reproducción personalizadas basadas en su estado de humor.
Por el momento el proyecto es más un concepto que una creación. Como Swarm se hizo cuando Williams era becaria, no está claro si seguirán con el trabajo.
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