El célebre esqueleto de Diplodocus que recibe desde hace décadas a los más de cinco millones de visitantes anuales del Museo de Historia Natural de Londres cederá en 2017 su puesto central en el vestíbulo del edificio a los restos de una colosal ballena azul de más de 25 metros.
Los responsables del museo, uno de los más visitados del mundo y que afronta una década de transformaciones, anunciaron este jueves una medida con la que pretenden modernizar su exposición permanente y aumentar el impacto que recibe el público al acceder al emblemático edificio Waterhouse, inaugurado en 1881 en el acomodado barrio de South Kensington.
A pesar de su apariencia realista, el dinosaurio que domina la sala principal del museo desde 1979 es una réplica en yeso que el rey Enrique VII ordenó fabricar tras ver los restos originales del Diplodocus en el castillo del millonario escocés Andrew Carnegie en 1905.
Después de más de tres décadas como principal protagonista del museo, el esqueleto, conocido como "Dippy", ha quedado desfasado, como les ocurrió antes a los elefantes africanos disecados que ocuparon el vestíbulo del Museo de Historia Natural durante gran parte del siglo XX.
Para llenar el enorme hueco que dejará el dinosaurio, de 26 metros de largo, los especialistas del museo se disponen a dar una nueva vida al esqueleto de ballena azul de 25,2 metros expuesto hasta ahora en la sala dedicada a los mamíferos.
En los próximos dos años, desmontarán el esqueleto del cetáceo, lo restaurarán y catalogarán de nuevo cada hueso para crear un modelo informático en tres dimensiones con el que se podrán crear réplicas perfectas de la ballena.
El museo ya ha anunciado que cuando se instalen los restos en el vestíbulo, la postura del animal será más "sobrecogedora" que hasta ahora para aumentar la impresión en los visitantes.
Los restos de ese ejemplar de ballena azul hembra llegaron al museo en 1891 -quince años antes que "Dippy"-, cuando la institución los compró por 250 libras de la época a un comerciante de Wexford, la población irlandesa donde apareció varada tras resultar herida por un ballenero.
Colaboración EFE
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