Llevábamos tiempo sin escuchar ninguna noticia interesante sobre la economía del hidrógeno. Pero, por suerte, la investigación sigue imparable, aunque poco a poco.
Las últimas nuevas, sin embargo, son increíblemente interesantes: estamos pasando los últimos escollos que impedían un desarrollo más amplio y rápido de una economía del hidrógeno sostenible y realista. ¿Quiere decir esto que pronto veremos los inicios de un cambio energético? Todavía quedan muchos otras cuestiones que solucionar. Lo que sí que tenemos que decir es que estos son los primeros pasos en el camino de un mundo más limpio, mejor y más energético.
Qué es la economía del hidrógeno
Llamamos economía del hidrógeno a un sistema energético basado que sustituye los combustibles fósiles, base en nuestra economía energética actual, por el hidrógeno. Y, ¿por qué el hidrógeno? El hidrógeno es la sustancia conocida más abundante del universo. Además, es "fácil" de almacenar y es el protagonista de algunas de las reacciones químicas más energéticas que existen. Sus productos suelen ser sustancias inocuas o incluso útiles (dependiendo de con quién reaccione, claro). Además, es relativamente fácil y seguro de manipular. Por tanto, el hidrógeno puede almacenar energía, como la gasolina y se puede quemar para obtenerla de vuelta. En definitiva, un combustible que apunta a ser casi perfecto.
La idea es que la economía del hidrógeno sustituya a una economía basada en los combustibles actuales, los cuales tienen una fecha de caducidad. Además, estos combustibles son muy contaminantes, tienen una implicación draconiana en los sistemas socio-políticos y para su obtención ha de sacrificarse muchas bondades de nuestros ecosistemas. Incluso los combustibles fósiles más ecológicos, como los bioalcoholes o el biodiesel son terriblemente contaminantes. Siendo así, la pregunta es: ¿por qué no estamos empleando el hidrógeno ya?
La idea de traducir nuestro sistema energético a una economía del hidrógeno no es nueva. Lleva en evaluación y trabajo durante décadas.
Las principales barreras son de carácter técnico, principalmente. Por ejemplo, la obtención de hidrógeno. El 48% de la producción de hidrógeno proviene de la obtención de gas natural; el 30% proviene del petróleo; el 18% del carbón; Y el restante 4% proviene de la electrólisis del agua. Por tanto, hay que aumentar considerablemente este porcentaje de manera que se reduzca la dependencia de combustibles fósiles como fuente de obtención (cosa que resulta absurda).
Para superar este problema lo que hace falta es tecnología capaz de aportar una solución económica a la producción de hidrógeno. Otro aspecto fundamental a solucionar se encuentra en el almacenamiento. Hace falta normalizar un sistema que permita guardar el hidrógeno, transportarlo y usarlo. Cómo impedimentos también podemos contar con la dependencia que tenemos de los combustibles fósiles, la cual nos afecta hasta puntos insospechados. Un problema contra el que tendremos que luchar en su momento.
Los primeros pasos para una verdadera economía del hidrógeno
Por suerte, y como decíamos, cada día estamos más cerca de ver una economía del hidrógeno real y normalizada. Uno de los principales problemas es la obtención a partir de la hidrólisis. Esto se debe a que necesita de materiales raros y caros, como platino, iridio u oro. Estos forman una parte fundamental en el proceso energético.
Es como un cuello de botella que no permite que la economía del hidrógeno avance más rápido. Sin embargo, varios recientes estudios apuntan a que estos materiales pueden ser sustituidos por otros mucho más comunes. Y baratos. Materiales que contienen fósforo, sulfuro y cobalto. Estos catalizadores permiten que la reacción ocurra de una manera viable y rentable, reduciendo la energía que necesita la reacción para comenzar.
Además, estos catalizadores participan en una reacción fundamental que puede mejorar cualquier proceso de obtención energética: bien sea mediante energía solar, por electrolisis convencional o cualquier otro. El equipo ya ha probado un prototipo y parece que todo marcha como la seda.
Si tenemos en cuenta que el otro cuello de botella, el del almacenamiento, ya está siendo solucionado y que ya existen coches que funcionan con hidrógeno y "gasolineras" de hidrógeno (hidrogeneras) parece que los primeros pasos hacia la economía del hidrógeno ya se están dando. Son los pasos de un camino que probablemente sea largo y tedioso. Pero puede que sea uno de los más interesantes con los que contamos en nuestro futuro. Ahora solo queda esperar a ver el siguiente movimiento.
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