El tentáculo robótico se mueve usando aire a presión, que hace que cambie de forma como un globo. (Foto: Jason Dorfman, CSAIL) |
En un reciente congreso internacional de robótica inteligente, ha sido presentado un innovador brazo robótico blando y flexible, inspirado por la estructura de los tentáculos de los pulpos, que puede serpentear a través de un entorno tubular sin necesitar un operador humano que le guíe.
El brazo, que fue fabricado usando moldes impresos en 3D, es el más reciente en una serie de proyectos en el grupo de investigación de Daniela Rus, directora del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (CSAIL) del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en Cambridge, Estados Unidos. Este grupo se centra sobre todo en el pujante campo de los robots blandos, los cuales tienen el potencial de ser más seguros, más resistentes y más eficientes para ciertas tareas que sus homólogos de cuerpo rígido.
La movilidad de los robots “duros” tradicionales se ve limitada por sus articulaciones fijas: En espacios pequeños no se pueden mover con tanta facilidad como pueden hacerlo los robots blandos, y además tienen que ser programados de forma muy precisa para evitar colisiones que podrían dañarles a ellos o a cosas o seres de su entorno.
En cambio, las estructuras deformables de los robots blandos implican que pueden meterse en lugares estrechos y cambiar de dirección con más ligereza. También son lo bastante resistentes para soportar pequeñas colisiones, e incluso utilizar, potencialmente, estos contactos para conseguir información sobre su entorno.
El equipo de desarrollo del robot, encabezado por Rus, Andrew Marchese y Robert Katzschmann, del CSAIL, tuvo que recurrir a soluciones apartadas de las que son típicas en robótica convencional. De este modo, logró afrontar con éxito retos evidentes como el de lograr que una estructura blanda sea capaz de ejercer fuerza suficiente como para, por ejemplo, levantar un objeto pesado, o incluso simplemente torcerse a voluntad hacia la dirección deseada.
Por ejemplo, el brazo robótico es tan blando que el habitual eje de motor no es aplicable en él. En vez de eso, el equipo del CSAIL diseñó canales huecos y capaces de expandirse en ambos lados del brazo que, cuando son presurizados con aire, aplican tensión en la silicona elástica y hacen que cambie de forma como un globo cuando se hincha, permitiendo al brazo doblarse hacia un lado. (NCYT)
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